Copiar tiene mala reputación. Es peyorativo, de poca originalidad, de pocas ideas individuales y de poca personalidad. Y es sorprendente porque, en realidad, como seres sociales que somos, desde que nacemos hasta que morimos siempre copiamos. Copiamos cómo hablan los demás, cómo se mueven, cómo se expresan, cómo se visten, cuáles son sus opiniones. En realidad copiar es bastante natural. Así aprendemos, enseñamos y la sociedad evoluciona.