En 1959, Olivier Messiaen estrenaba Catalogue d’oiseaux, una obra monumental que convirtió el piano en un verdadero santuario sonoro de la ornitología francesa. Compuesta para Yvonne Loriod, su musa y virtuosa intérprete, la partitura traza paisajes acústicos en los que cada pájaro no se presenta en solitario, sino que encarna en realidad todo un ecosistema, una atmósfera, una poética del color. Convertido en uno de los pianistas más interesantes de su generación, el gaditano Gregorio Benítez (Ubrique, 1985) propone un recorrido por siete de esas piezas, un paseo entre la Provenza, el Rosellón y las costas de la Bretaña.